Wednesday, August 24, 2005

Nueva acepción de la palabra "coherencia"

Me gustaría que algún académico estudiase introducir una nueva acepción para la palabra coherencia: aquello que tienen los políticos y que nadie entiende dónde, demostrándolo con hechos y sobre todo con palabras, palabras, palabras…
Por ejemplo, decir lo nefasta que es la guerra preventiva y casi salir fotografiado en un cartel promocionándola, amén del sí a la Constitución europea. O decir, por ejemplo que ninguna persona es ilegal, soltando oleadas de inmigrantes a su suerte por las calles de Madrid. La libertad educativa en España llega a tales cotas que todos pueden elegir la educación que quieren para sus hijos, siempre y cuando no sea diferenciada, no contenga la asignatura de religión católica, no quiera aprender en profundidad una materia…
Buena muestra para profundizar en esta acepción es la del talante, aquél con el que poder atacar al otro, con una sonrisa, claro está, o decir que los curas y los jueces son unos siniestros señores que se oponen al progreso. Se podría afirmar que la calidad de vida ha mejorado tanto que nos sobran vidas, por lo que pongámonos a debatir sobre la eutanasia, o mejor, ampliemos los supuestos del aborto, experimentemos con células madre embrionarias, y carguemos su coste en la conciencia de los ciudadanos, les guste o no. Menos mal que la institución familiar está consiguiendo apoyo del Gobierno, y se acelera el proceso de divorcio a la vez que se equipara el matrimonio a la unión de homosexuales, es decir: hundimos el matrimonio, luego ayudamos a la familia. Si no ven la coherencia es que están ciegos o es que no tienen talante. De todos modos, si no gustase la medida se puede echar freno y desmentirla al día siguiente.
Coherencia sería, por ejemplo, decir que los datos científicos avalan el uso del preservativo para prevenir enfermedades de transmisión sexual, y decir con las manos en las orejas “cartucho, cartucho que no te escucho” a los que vengan con datos demostrables y contrastados de que no es así, o de que es mejor la abstinencia como se ha comprobado en Uganda, único país africano en el que ha disminuido el SIDA. Esto sí, no dejemos nunca de admitir el diálogo como única vía democrática para afrontar problemas.
La droga es malísima, gastemos dinero en campañas de concienciación ciudadana, pero que no se vaya a intentar prohibir su consumo: ¿qué pensarían de nosotros los países que trafican, o los liberales que pretenden legalizar su venta?
Qué me dicen de salir en la foto del centenario quijotesco y negociar con los enemigos de España la mejor manera de destruir los valores y virtudes castellanos que dieron fama universal a la obra de Cervantes. O la de declararse ferviente practicante de la religión católica y no estar de acuerdo con nada de lo que predica el Magisterio de la Iglesia, como declara algún omnipresente ministro, que no quiero decir que sea Bono.
Sugiero que se introduzca esta acepción tan extendida, ahora que la Academia gusta tanto de recoger los usos, porque de estar equivocado me gustaría que alguien me explique si acaso no nos habrán tomado por ineptos, o por memos, a aquellos que nos tenemos que tragar las miserias que surgen del capricho y la soberbia de determinadas ideologías, bajo la excusa de una falsa coherencia fundada en la ignorancia.

3 comments:

Anonymous said...

BASTA DE LAVAR LAS CABEZAS DE NUESTROS HIJOS OPUS DEI

las cosas claras said...
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las cosas claras said...

El comentario de arriba lo dejo, porque viene a demostrar la calidad humana de quien lo escribe y corrobora todo lo que se dice en el artículo.
Por cierto, yo no soy el Opus Dei, tampoco lo es mi blog, el Opus Dei es algo más universal que mis propias opiniones.