
La juventud siempre es un referente, pero pienso que lo es para examinar la salud de una sociedad. Los jóvenes son el futuro y su desarrollo y formación es un marcador de la madurez de la sociedad que los forma. Dice mucho del valor de la familia, de la calidad de la enseñanza, del nivel político… Por eso los jóvenes siempre se han mirado con ojos especiales, porque son la esperanza, porque deben ser formados para continuar una tarea, un proyecto: la integridad personal y social.
Ahora parece que los jóvenes no son respetados por estar en una etapa de formación que requiere mimos especiales, sino que son un referente en sí mismos. Todo lo que es joven es bueno y es envidiable. La sociedad que en vez de formar a sus jóvenes los imita se hace inmadura e impide la madurez en el futuro.
Planteamientos superficiales, políticas de surrealismo, conversaciones irónicas y estúpidas, no solo por su tono, sino por sus contenidos, malos modos, ligereza en el hablar y la falta de argumentos, así como el desenfreno del botellón, el ansia de sexo, el desconocimiento de las humanidades, el desprecio a la autoridad moral y a la buena razón de las cosas… reflejan la inmadurez de nuestra sociedad.
Parece que España olvida el sentido de la juventud. No así nuestro Gobierno, que bien consciente de su carácter efímero, ha desplegado toda una batería de medios para formarla en la ignorancia y en la superficialidad, para impedir un pensamiento crítico que les arrebate su trono de Moncloa. ¿A qué si no tanto interés en hacer la pelota a los jóvenes con leyes sensacionalistas como las del matrimonio gay o los papeles para todos, o la recuperación de la memoria histórica, la negociación con ETA, la ley de experimentación genética, etc., que no logran sino confundir a los ciudadanos menos preparados? ¿No recuerda esto a cierto malditismo decimonónico? ¿No parece que se quiera adormecer la razón para producir monstruos? ¿A qué tanto interés por controlar la educación por Ley Orgánica, en contra de la opinión de los educadores? Bien sabe ZP que la juventud es fácilmente corruptible. Una juventud corrompida siempre resultará un tesoro electoral para quien esté dispuesto a aprobar lo que haga falta para contentarla.
No comments:
Post a Comment