Al parecer una princesa de Noruega ha levantado un buen revuelo al declarar que es vidente y que puede hablar con los ángeles e incluso enseñar a hacerlo a quien lo desee, por el módico precio de tres mil euros. Esto leí en un titular de un conocido periódico de tirada nacional, y quien lo firmaba, una reportera llamada Yovanna, para más señas, proponía a sus lectores imaginarse que el ángel de la guarda dejaba de ser una quimera y se convertía en alguien real a quien poder consultarle cosas tan banales como qué ropa ponerse por la mañana u otras de mayor calado tales como si se debería cambiar de trabajo.Pues fuera de excentricidades esotéricas y de fuerzas ocultas y parapsicologías fraudulentas para sacar el dinero a los ignorantes o bien para entretener la propia locura comunicándola a un grupo de ociosos aburridos, me gustaría poder decirle a Yovanna que los ángeles no son una quimera. Imagínate tú que tu ángel deja de considerarte alguien real y te deja a tu aire, pobrecita mía, lo que te esperaría.
Es posible hablar con los ángeles, por supuesto, así lo enseña
Claro que es posible hablar con el ángel custodio, por cierto, y no hace falta pagar tres mil euros para hacerlo, es tan fácil como hacerlo interiormente y, efectivamente, de los temas más variados. Quizá a Yovanna le parezca que no puede ser verdadero algo tan fácil. La sencillez siempre ha sido enemiga de la soberbia. Le aconsejo a Yovanna y a quienes quieran hablar con los ángeles que en lugar de buscar un fetiche se dirijan a los que siempre han hablado de esto: los sacerdotes y las abuelas católicas de las familias tradicionales españolas. No me parece muy inteligente pensar que hasta que hemos llegado nosotros, tan modernos, las personas, desde cientos de generaciones atrás, han sido unas ignorantes y sus mentes una fábrica de quimeras. Alguno listo habría, digo yo.
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