Wednesday, August 27, 2008

Dos velas para el diablo



Al parecer en Grecia hay un refrán que dice que cuando uno le pone una vela a Dios hay que ponerle dos al diablo, eso afirma Laura Gallego en su página web para justificar el título de su última novela para el público infantil-juvenil: Dos velas para el diablo.

Me imagino que realmente este dicho existirá en aquella egregia tierra -no tengo amigo alguno de por allí a quien preguntarle-, lo que no sé es cuál será la relación lógica que encadene esas dos sentencias; en fin, no es mi propósito hablar sobre el significado de tan curiosa frase. No obstante, sí es mi propósito mostrar la perplejidad en la que me quedo, al comprobar que el libro de Gallego es publicado por SM, famosa editorial antaño, al menos, de los marianistas. ¿Por qué mi perplejidad? Porque me parece un libro éste poco educativo, es más, me parece –siempre hasta cierto punto, tampoco hay que exagerar- destructivo, y es contradictorio que lo publique una editorial que se llama a sí misma educativa.

Sí, me parece destructivo, porque los lectores de Laura Gallego suelen ser chicos (y utilizo nuestro útil género común) preadolescentes y adolescentes, es decir, gente por formar, muy vulnerable a cualquier idea que presente apariencia de verdad.

A estos chicos se les está acostumbrando a leer –precisamente, paradoja, en un momento en que se quiere una sociedad laicista, es su sentido más materialista de la palabra- historias de ángeles y demonios, magia y fuerzas ocultas, intentando dar un fundamento a su existencia (algo que nunca ha sucedido en los auténticos cuentos de fantasía, donde el origen de todo hecho fantástico brilla por su ausencia) y confundiendo las categorías de bueno y malo en unos personajes que lo son al arbitrio de la autora, aunque sean demonios (que obedeciendo al refrán griego en le que se inspira la novela, no puede ser otro el diablo que el de la Biblia, el de la religión cristiana, que es malo), y es que en esta novela hay demonios buenos.

Se logra así confundir a los maleables lectores, cuya idea de lo sobrenatural suele ser muy precaria, y está acosada por sincretismos religiosos tan particulares como el de Laura Gallego, que es capaz de mezclar lo kistch, con la estética del manga y un complejo mundo de esoterismo, donde los protagonistas están sometidos a violentos episodios de venganzas, amores vacuos, lucha por la supervivencia del más preparado, etc. Se puede creer que los demonios pueden existir o no, pero hay que aclarar a un niño que, si se admite su existencia, el demonio es malo. Una vez establecidas y fijadas estas categorías el niño tendrá tiempo más adelante de plantearse otras subjetividades acerca de la ambigüedad del bien y del mal.

Fuera de juzgar la calidad literaria de los libros de Gallego, lo que no voy a hacer ahora, considero que su obra ha caído en un carril literario de moda (el de Harry Potter, El elfo oscuro, El ejército negro...), donde la fantasía ha derivado a lo demoníaco, al morbo que despierta en el ser humano la atracción del mal, y al tirón que tiene actualmente la intriga policíaca asociada a todo tipo de ambientes y mundos literarios. Pienso que nuestros best seller son una reencarnación de Agatha Christie en los más peculiares relatos (sirva como ejemplo la novela de Eduardo Mendoza El asombroso viaje de Pomponio Flato o el famoso Código da Vinci, compendios de mentiras y ácidas sátiras donde priman las ventas por encima de lo literario). En ningún caso justifico que una editorial de prestigio, como SM, se sirva de los estudios de mercado para publicar novelas exitosas, pese a sus escasos o contradictorios valores. Al pueblo se le puede hablar en necio para darle gusto, pero los niños tienen derecho a que se proteja su formación intelectual, para lo que hay muchos libros –de otro tipo- y muy buenos.

2 comments:

Anonymous said...

Me parece una utopía conseguir una sociedad laica. Otra cosa es un Estado laico, también harto dificil en Francia (con alsacia y lorena como regiones confesionales) o Turquía donde sólo el ejército permanece fiel al "valor laico".
Lo no racional vende, quizás porque no todas las repuestas nos son alcanzables. Laura Gallego estoy convencido de que sabe a cuanto puede ascender la imaginación de un niño.

Felicidades por tu blog

Fernando Arredondo said...

Muchas gracias por tus felicitaciones.