Ante las últimas declaraciones de Fernández de la Vega, en las que asegura que los curas y los jueces son “tenebrosos e inmovilistas”, porque desde hace siglos se oponen a los avances, se me ocurren miles de argumentos para refutar la aventurada afirmación de nuestra zapaterista vicepresidenta, llena de talante y respeto, tan abierta al diálogo ella… Pero ya me aburre intentar darlos, porque sé que en estas cuestiones el que tiene un poco de sentido común no hace ni caso de semejante estupidez, y el que se traga a pie juntillas lo que digan los grandes gurús de la política socialista no tiene oídos para argumentos que defiendan lo contrario. ¿A quién le interesa la verdad cuando el que gobierna ofrece pan y circo?
Que cada uno diga y escuche lo que quiera. A estas alturas, por desgracia, somos todos muy listos para aceptar que los datos puedan alterar las propias valoraciones de la realidad. Así, los españoles llevamos siglos escuchando las mismas estupideces sobre curas y monjas que nos chupan como esponjas, que muerden a los niños y flagelan a la gente de bien. Los curas salen a la calle asustando a los viandantes; yo vi uno con una careta de Frankestein bastante tenebroso. Y después vi a un juez que golpeaba con su martillo sobre la cabeza de un niño que no paraba de correr: ¡menudo inmovilista!
No sé cómo los españoles no entramos por el aro del PSOE que nos intenta vender la burra del aborto, del laicismo, de la manipulación de la justicia, de la enseñanza en la libertad, igualdad y solidaridad, sustentándose no ya en un vacío moral, sino en una red de contradicciones que da vergüenza. Al menos hay que reconocerles que no disimulan un pelo.
Teniendo en cuenta que estos asuntos se nos están imponiendo antidemocráticamente desde hace siglos, no los podemos definir precisamente como avances. Supongo que jueces y curas –vaya mezcla explosiva- se deben oponer a los “avances” informativos, que desde siempre han sido de muy mala calidad por estas tierras, porque a lo que política y debate social se refiere andamos muy escasitos de ideas nuevas, sobre todo viendo cómo nos llevan en una política acomplejada hacia donde los demás países ya están de vuelta. Tal vez sea que se camuflan en un concepto de progreso ya rancio prar disimular su falta de programa.
Que cada uno diga y escuche lo que quiera. A estas alturas, por desgracia, somos todos muy listos para aceptar que los datos puedan alterar las propias valoraciones de la realidad. Así, los españoles llevamos siglos escuchando las mismas estupideces sobre curas y monjas que nos chupan como esponjas, que muerden a los niños y flagelan a la gente de bien. Los curas salen a la calle asustando a los viandantes; yo vi uno con una careta de Frankestein bastante tenebroso. Y después vi a un juez que golpeaba con su martillo sobre la cabeza de un niño que no paraba de correr: ¡menudo inmovilista!
No sé cómo los españoles no entramos por el aro del PSOE que nos intenta vender la burra del aborto, del laicismo, de la manipulación de la justicia, de la enseñanza en la libertad, igualdad y solidaridad, sustentándose no ya en un vacío moral, sino en una red de contradicciones que da vergüenza. Al menos hay que reconocerles que no disimulan un pelo.
Teniendo en cuenta que estos asuntos se nos están imponiendo antidemocráticamente desde hace siglos, no los podemos definir precisamente como avances. Supongo que jueces y curas –vaya mezcla explosiva- se deben oponer a los “avances” informativos, que desde siempre han sido de muy mala calidad por estas tierras, porque a lo que política y debate social se refiere andamos muy escasitos de ideas nuevas, sobre todo viendo cómo nos llevan en una política acomplejada hacia donde los demás países ya están de vuelta. Tal vez sea que se camuflan en un concepto de progreso ya rancio prar disimular su falta de programa.
No comments:
Post a Comment