
El dolor de una persona no puede ser motivo para desconectarla de la vida. Hay que procurar que una persona que quiere morir no consuma su propósito, hay que ayudarle para que viva, por encima de toda opinión, por encima de las voces de la mayoría. Quizá los ciudadanos puedan no entender esa medida, pero hay que tomarla porque es la decisión más constitucional en un Estado de Derecho que defiende la vida… Así se ha hecho con De Juana, ¿lo mismo con Inmaculada?
1 comment:
Exacto, en lugar de tanta preocupación por buscar la fórmula para respetar su deseo de morir, ¿por qué no poner medios para alimentar su deseo de vivir?
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