En esta ocasión me gustaría pedir a los señores políticos que tanto nos “cansinean” con sus intervenciones públicas que dejen ya de denunciar y acusar la malísima y paupérrima gestión de unos y de otros partidos y que se dediquen a pensar, a dar ideas, a ilusionar con sus proyectos, a incentivar la responsabilidad ciudadana, o al menos facilitarla. Es por ejemplo el caso del PP, que dice verdades como templos respecto al modo de gobernar, tan opinables como las del PSOE que nos gobierna.
Todo está muy mal, dicen. Ciertamente, a mí me parece que bastantes de las decisiones del gabinete ZP son aventuradas, paradójicas e incluso absurdas y contradictorias. Es bastante probable, no obstante, que todos esos disparates en materia de educación, política territorial, relaciones internacionales y delicados asuntos de bioética y moral como la investigación con células madre, reproducción asistida, etc., respondan a un proyecto bien definido, y no a dar palos de ciego; otra cosa es que este “nuevo Adán” no diga cuál es el proyecto que tiene entre manos –él sabrá por qué-, y que juegue al despiste.
Puede ser, pero no es excusa para desarrollar una política a la defensiva, de huida hacia adelante. La oposición al Gobierno, si de verdad se considera portadora de unos valores nacionales made in Spain, debe comprometerse con ellos y ser capaz de ilusionar a los ciudadanos con esa España diferente que ellos propagan sin especificar de qué se trata. Por mi parte entiendo que la España del PP es una España de color amarillo y rojo, muy bien; perseguidora del terrorismo, muy bien; con una política hipotecaria mejor que la actual -eso dice-, y me parece muy bien. Pero ¿eso es un concepto de España? Si me quieren vender la burra que se mojen, que me digan qué España quieren, qué España es esa que hay que preservar de los nacionalismos, qué valores y qué tesoros culturales hay que merezcan la pena luchar por ellos y que realmente enriquezcan la vida de una persona. Desde luego por los tres anteriormente citados yo no doy un voto ni me comprometo, sería como comprometerse con una hipótesis formulada con datos inciertos. Mucho me temo que el PP tampoco tenga ningún proyecto, o si lo tiene, que no responda a una visión de conjunto, y si la tienen, que no se atrevan a mostrarla.
Quien sólo sabe enseñar los dientes cada vez que algo le disgusta, aparenta ser una criatura que viviría mejor si el otro no existiera, y eso es inadmisible. Mal Gobierno tendría España si sujetos así acceden al poder siguiendo tan violenta estrategia. Pienso que la verdad hay que mostrarla, no imponerla. En fin, tampoco quiero con esto hacer un alegato en favor de la triste política socialista, que sólo ofrece más de lo mismo, pero que en este caso no será el objeto de mi crítica. Lo único que me gustaría como ciudadano cualquiera que soy, es que los políticos cumplan su función y se pongan al servicio de la sociedad con su trabajo, en lugar de realizar una analfabeta política de acoso y derribo que llega a resultar un insulto a la inteligencia de la gente sencilla, de la gente que aspira a poder desarrollar su vida familiar y su trabajo con libertad y seguridad, sin temer los problemas inventados con que nos amenazan políticas tan precarias y subsidiarias de “profesionales” muy mal preparados.
Lo único que pretendo formulando esta utopía es que no nos tomen por necios, y si lo hacen, porque realmente piensen que lo somos, que no nos bombardeen con su presencia continua en telediarios y noticieros. La sociedad la componen y la mueven los ciudadanos, en una democracia ellos deberían llevar la iniciativa, no los cargos públicos, al servicio de tal iniciativa.
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