El Corte Inglés ya está preparado
para la vuelta al cole, así lo dice su publicidad. Ya está el dichoso cartel
inmenso que anuda los nervios en el estómago a los padres, que van a tener que
desembolsar unos buenos euros en las mejores ofertas, y a los niños, que ven
que su paraíso estival tiene fecha de caducidad. Lástima.
Y me pregunto ¿para qué ese gasto
y esos nervios? Si los datos del fracaso escolar y de los resultados del
informe PISA son reales, resulta que los españoles gastan tiempo, dinero y
ganas en fracaso y bajo nivel educativo. Lo que no entiendo es por qué a la
generación del fracaso escolar se le quiere denominar la más preparada de la
historia, pero ese es otro asunto.
Lo cierto es que la LOE es un
desastre, que ha reforzado los puntos más negativos que contenía la LOGSE, que
no se funda en la realidad, sino en bonitas teorías pedagógicas y en ideología.
Que haya que gastar dinero en esa porquería es denigrante para el contribuyente.
Si yo tuviese que pagar cada año para que me destrocen el coche en un taller me
tomarían por idiota. Más, si tengo que forrarlo a complementos caros antes de
llevarlo. ¿Por qué pagamos y nos angustiamos para que nos destrocen obligatoriamente
a los niños -al menos hasta los 16 años- en los centros de enseñanza? Ya que
nadie parece dispuesto a legislar un proyecto educativo no demagógico, al menos
que dejen a los padres tirar su dinero en el centro que les dé la gana y que
les subvencionen una educación, que como mucho podrá ser igual de terrible, no
más, que esta, como pueda ser la privada, donde se ofrece un poco más de
alternativa, por ejemplo, la diferenciación entre niños y niñas atendiendo a
sus diferencias cognoscitivas y madurativas, por ejemplo, ya que ofrecen otras
muchas alternativas.
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